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Dedos enlazados

Las sombras en un temblor
derraman mis esencias,
se vacía el alma en otro beso,
la Luna camina detrás
esparciendo una sombra mayor,
pero las sonrisas lacrimosas
que están presentes me consumen
en una lumbre casi perpetua,
se enciende en cada paso
en ese acelerar del pulso
después del beso trágico.

Se esparcen luciérnagas
entre lágrimas y versos,
arden como chispas del volcán
ígneas en su esplendor,
regresa la esperanza
en el entrelazar de dedos,
el pulso se calma o lo contrario
aumente en fervor,
el exquisito poder del amor
se funde en esa unión,

alejando temblorosas sombras.

El andar sujeto a esa mano
dibuja una constelación de fe,
una ambición de lo total,
trozos de dolor se quedan atrás
y se derriten en el suelo
por la falta de mi ambigüedad,
ahora el llanto ya no es paz,
el beso se torna mágico,
el orgasmo se vuelve himno,
entre nuestras manos
transcurre la naturaleza
obedecemos sus formas
con sus montañas y selvas,
en su grandeza se asemeja
la cantidad de amor
que recorren nuestro ser
en esos dedos enlazados.