Danilo D

Olas

 

 

 

 

Una a una van despertando las aves, 

el árbol es un reflejo de mi mente, 

una lucha librada al azar con olas;

frio, olas que surcan el silencio puro.

Movimiento, freno, paz, movimiento; 

la leve sensación de que ha amanecido.

 

Un pez corta el marco de la ventana, 

un reloj de arena consolida las horas; 

una roca en las profundidades del mar

ansia el movimiento de sus sienes de piedra. 

Sombra del océano un velero se detiene a

contemplar el horizonte, quedo, sin pensamiento.

 

Tan profunda es el alma de las personas, 

en los abismos ocultos del corazón

duerme un niño de pensamiento helado y

la mañana será quizá su mejor recuerdo;

atado con hilos de hielo, duerme despierto, 

soñando con que vive sus mejores sueños.

 

Una tras otra van llegando las ondas a la orilla, 

el velero se agita, leva anclas, iza las velas, 

el sol brilla y sonríe admirando su reflejo; 

una calavera yace adornada entre joyas.

Otra mirada espera el merecido mañana.

Movimiento, freno, paz, movimiento.

 

Una medusa de plata surca el infinito, 

presa de un amor secreto por las olas;  

teme estar huyendo del encuentro, pero 

su Romeo espera fuera, en el patio sereno;

se detiene el aire en la puerta entreabierta y

rompe el recuerdo en espuma y arena.