Gualberto Salazar

Tlatelolco

 
Han pasado muchos años, Tlatelolco
aún siguen resonando
el estruendo de las balas 
destrozando vidas 
en mil novecientos sesenta y ocho.
Como taladores de árboles, Tlatelolco 
llegaron los soldados, arrasando 
con todo lo que estaba enfrente,
fue un genocidio, 
guerra de un solo lado, 
de aquellos que tenían armas.
consigna de matar, 
grupo selecto de asesinos, 
contra jóvenes sin armas,
los idealistas, los estudiantes, 
la juventud, la libertad.
A cuarenta y nueve años 
de ese suceso, Tlatelolco, 
ellos, esos soldados están muertos, 
y los jóvenes que asesinaron
están más vivos que nunca. 
México no es el mismo, Tlatelolco,
el sacrificio de esas vidas 
cambió al país, 
nos hizo fuertes, demandantes 
y más libres.
Dos de octubre no se olvida,
decimos los que vivimos ese día, 
dos de octubre está presente 
dicen las generaciones 
que nacieron después 
de ese atroz suceso.
Nunca más debemos, Tlatelolco, 
permitir que la barbarie se presente, 
que maten cómo insectos 
a la juventud que reclama, . 
a la primavera enjundiosa de la vida 
que florece bajo el sol de la verdad 
que lucha contra la injusticia 
que demanda a los gobernantes, 
que se opone a la corrupción, 
que lucha por un país mejor
Dos de octubre no se olvida, Tlatelolco
dos de octubre está presente, 
en el siglo veintiuno.
Juan Gualberto Salazar Rosado