Danielzenke

Metraje velado

Desnúdate sin sábanas

una última vez,

que pueda contemplar

el cuerpo que nunca fue mío,

ni de nadie.

 

O vístete de atardecer

y dime cuándo o si nunca me amaste,

si sólo fue la sal perlada

de nuestra piel lo que te atrajo.

 

O calla y deja las palabras

- tantas veces prometidas -

en el cepillo que espumaba tu sonrisa.

 

Olvida tu mirada reflejada

sobre el espejo empañado

y regálame desde la puerta

el rímel de la última mirada.

 

Tal vez en tu marcha

me refresque la brisa

de tu falda al vuelo

o se contraiga el universo

hasta ahogar al último bosón de Higgs.

 

No olvides, por último, llevarte contigo

la veleidosa luz de las caricias

y el aroma almizclado de tus pasos.

 

Si la noche trae una copa vacía,

nada importa,

si hay hielo en los últimos besos.