Sirio

Cabellos de fuego

De dos años que pasaba cerca de las vitrinas donde cabellos de fuego trabajaba, nunca me atreví hablarle. No sé por qué razón del destino esa noche ella me habló a mí.

 

Nunca supe hasta hoy del todo por qué se acercó como si no hubiera distancia entre marte y venus.

 

Menos supe más tarde cuando mi corazón eran olas agitadas donde ella con los labios que sabían al sol, besaban los mios en un mar que se hacía candela.

 

Lo único que sé y puedo decir, es que Nunca la volví a ver después de esa noche, de esa noche en la que hoy me entero que al otro día; se casaba cabellos de fuego.

 

No la llegué a conocer ni ella a mí, pues nunca hablamos más de lo que callamos esa noche, con la mirada las palabras sobraron, de manera similar mi cuerpo interrogó al de ella sacándole sentimientos que no se pueden expresar en palabras o letras.

 

Hay amores que solo se viven en un rato pero que se quedan toda la vida, momentos efímeros que por siempre duran, Momentos que atesorados se quedan en nuestros recuerdos, como aquel cabello que brillaba de rojo como el inframundo, mientras ella lo desnudaba al viento y como hamaca lo mecía a mis ojos como leña que atiza al fuego.

 

Aquellos que vivieron un gran amor saben de que momentos hablo,

Momentos que ahora solo yacen pasajeros en mis recuerdos, he hicieron de mí una simple vela cuya frágil flama planetas quema, calcina nebulosas y derrite estrellas.

 

Aquellos que nunca llegaron a tener más que un posible amor también lo saben, es imposible que no se hallan imaginado el momento ideal con esa inalcanzable persona, Corazones rotos, faroles viejos que apagaron su luz al manto lunar, para que sea solo ese quien ilumine el sendero romántico donde nunca pudieron caminar.

 

A todos los que saben de que momentos hablo, de cada noche en nuestros sueños una reunión hagamos, festejemos juntos con nuestros amores platónicos,

Lleguen y bailen con ellos en cada noche estrellada, que yo iré con cabellos de fuego, mi dulce y siempre amada.