Alexandra L

Habana


Amanece y el mar se tiñe de oro y grana
santiguando con espuma el muro del malecón
fresca brisa mañanera irrumpiendo en la cabaña
y pasea en su calesa por la Alameda de Paula.

Cargadas por el salitre se despiertan las fachadas
mientras en patios interiores crece aromática albahaca,
junto al romero, jazmín, claveles  y  caña santa
aroma a café criollo saltando de casa en casa
y colgando en los balcones dormitan sábanas blancas.

Se despereza la Habana en la mañana que inicia
risas en ir y venir, por calles adoquinadas donde
el pie ligero marcha directo a la Catedral
que se ha vestido de gala, celebrando la verbena donde
habrá güiro, tambor, rumba, guateque  maracas
se lucirá el folklore con sus  exóticas danzas a elegua y zarabanda
las hermosas habaneras y  concierto de guitarras.

Radiante el sol va escalando en el cielo azul intenso
cadencioso movimiento lo pasea por las callejas
donde ventanas y rejas cargadas siempre de flores
arropan a los cantores de serenatas añejas.

Sueño de una gran ciudad que se acerca al medio siglo
y aun sostiene con sigilo sus costumbres arraigadas
amada;  mi hermosa Habana la perla de la corona.

Brisa de ensueño que encuentra un refugio en las palmeras
cruzando por las aceras, centenarias plazoletas.

Airecillo que camina por la cálida ciudad trayendo el olor del mar
bajo los arcos aun firmes
y viene siempre a rendirse junto a las viejas murallas.