ronnin_muchukunda

Amantes perdidos en el sueño del Amor Prohibido, locos desaforados mas alla de tu imaginación

Ella desvergonzada mostraba su silueta

y de espaldas se apreciaban las líneas

y en en su cruel seducción

acechaba la imaginación mas perversa

 

El olor cubría todo

denso e indeleble,

reconocible por

los amantes

 

Vestida solo con su morocha melena

que acaricia su cintura,

se arquea desnuda en su cama

mientras Adán cae a sus pies

 

Los labios calientes

subyugan ahogos y gemidos

por el esfuerzo de sus caderas

 

Las sábanas mas ardientes

y las hadas clamando su amor

crean un nuevo estigma en la creación

 

La muerte es vencida

cuando se repite

eternamente

 

Los duros pechos

han hablado tanto

que han dicho todo lo que sienten

 

La sangre ignorante e indiferente

derrama continuos y brusco devenires

acechando a los amantes

 

Aquellos ojos enrojecidos

por el frenecí de los cuerpos

perdidos en el deseo salvaje

 

Hasta la parca

se detuvo a mirarlos pues pensó

que murieron ambos amantes

 

Bellas curvas, sinuosas, perfectas...

todo lo que se ha de llenar ha sido hecho

y sentido, lamido, chupado y gozado

 

Juegos de niños

entre hombres y mujeres

tan placenteros

como sutiles en sus engaños

 

Su lugar han encontrado

y en su baile incansable e inacabable

el gusto, olor, tacto y vista

se burlan de la primavera en flor

 

El deseo perdura insatisfecho

pasan las horas encontrando

mas y mas locura en tu placer

 

Las lenguas recorren todo el cuerpo,

hasta los mas recónditos lugares

los brazos se convirtieron en víboras

que alcanzan el alma y sus deseos


 

El árbol todo lo llena, por todos lados...

sus semillas siembran toda la tierra

y el sentimiento de la vida todo lo cubre

 

Ella ha desbordado tanto

que nada puede detenerlos

 

Y así siguieron los amantes

hasta desfallecer de amor

en sus propios brazos

 

Y ella lo hizo suyo

Y el la hizo suya

 

Pero aun insatisfechos

se persiguen por el cielo

y de vez en cuando los vemos

 

como estrellas fugaces

 

 

 

© Julio César Medici. Todos los derechos reservados.