jonathancastro

6:00 am

 

El joven pintor no descansa,

el joven escritor no vive,

el joven pintor

se levanta muy de mañana

para pintar aquél cuadro

que deberá vender mal

para comer y pagar su pieza,

el joven escritor viene del trabajo

y pasa a visitar a su amigo

con un poco de pan.

 

Beben café, conversan, escuchan a Mozart.

 

La mano del pintor sobre el lienzo

y los ojos del escritor observan,

buscan,

buscan el próximo verso,

y el verso tras aquellos trazos

fuertes de su amigo.

 

Ninguno de los dos dicen palabra,

el escritor piensa

en lo buenas que están

las amigas de aquel pintor,

en el alquiler del mes,

en su trabajo.

 

El pintor quien sabe en que piensa.

 

El pintor piensa a pinceladas,

dice sus verdades

cual relámpagos coloridos

sobre telas.

 

El escritor se guarda una duda:

que se sentirá ser pintor.

 

Piensa en esas chicas posando

para que él escriba un poema.

Se lo comenta a su amigo

y sus risas despiertan al barrio.