Luis Pizarro M.

HAMBRE SALARIAL

 

Dímelo, mi pequeño niño

¿Cuál es el quebranto que tus ojitos

guardan?. Te acurrucaré a mi regazo

contándote de las guirnaldas

viajeras del noroeste

de tus días infantiles entre mis brazos

de esas risitas tuyas que iluminaron

la tierra de uvas como

alfombra, y a toda la casa.

Te contaré de esos cuentos

que te gustaban

cuando aún cabía tu cuerpecito

entre mis dos manos

y tus manitas acariciaban la nostalgia

de mis dedos.

 

Ah de ser que vez ahora

mi nostalgia por completo

el tiempo / el desgaste sobre mi piel

y mi lamento

en mi cansancio y en mi mesa de cedro

donde juego naipes a solas

y me salen mis verdades / mis miserias

en filas

coleccionadas por la conciencia impía

que no sabe de mentiras y más bien enjuicia

 

mi pequeño niño

me duele el quebranto guardados en

tus negros ojitos

tanto como la fatiga y los pasos que me pesan

ah de ser que

tu sospecha sea muy cierta

la vida a la edad que tengo hace añicos

un póstumo de memorias y horas inciertas

 

mis párpados almacenan

añoranzas con sigilo. Y es mi rostro

reflejo de un jarrón viejo de aromatizadas hierbas

 

ah de ser que tú lo sospechas

mas no lo dices

te comprendo mi niño, yo también sé

de esa hambre salarial que te asecha

de esa sed

de esas penas

de esos insomnios. Conozco de tus silencios

dicen más que una mueca

improvisada o que las palabras

conozco de tus lágrimas

que bisbisean desconsuelos

sé de esta pobreza animal

que es mi pobreza

y que también

es tuya