francisco lopez delgado

Desde mi balcón.

 

 

Desde mi balcón.

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Es curioso cuando menos,
que ahora que me sobran años
y faltan dientes y fuerzas,
y mis sienes se blanquean,
y mi piel se seca y
mi vista me abandona…

Que tengo el corazón y las
piernas rotas de andar por los
caminos polvorientos y
de meterme en todas los
fregados y contiendas…

Que he amado cuanto pude
y sufrido mucho más…

Que he sido autor y testigo
de atropellos y desmanes,
e hice de mi capa un sayo,
y conculqué las normas de
los hombres y transgredí
las leyes del Señor…

Que no he sido un padre bueno,
ni un hermano justo, ni un
esposo fiel…

Que trabajé en lo que pude
y cuanto pude: de anticuario
y fabricante, maestro
nacional y vendedor…

Que he sufrido y llorado
por mis múltiples errores,
y se me rompe el alma con
el llanto de los niños y
me pongo triste con la
pena de los pobres y sus
tribulaciones…

Que escribo versos y cuentos,

y dibujo pensamientos
y caricias en mi mente,
y sonrisas encendidas
en un trozo de papel…

Que he sido para todos mis
amigos sparring y gurú,
y estafeta de correos,
socorrista y confesor…

Que no me queda tiempo y
vislumbro con tristeza el
letrero del The End…

me den ganas de volver
a retomar el camino,
de avivar la antorcha de mi
alma y volverme brisa y
oxígeno del aire y
luz de amanecer…

y

¡Volar como la cometa
que planea silenciosa
sobre las casas que veo
desde mi balcón!

¿Alguien me podría decir
dónde arde el fuego de la
vida…? ¿En qué fuente bebe
la esperanza, el amor
y la ilusión…?

 

Autor: Francisco López Delgado.
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