Franco Castillo

Soliloquio

Cual girasol que mendiga por un brillo,

con el ego adentrando en lo abisal,

un puñado de esperanza en el bolsillo

y una flor de cactus en su hojal.

Hambrientos ladran los nudillos,

mientras exista vestigio del mal.

Y al humano que alguna vez fui yo,

se lo ha devorado este animal.

Por tanta mentira, incoherencia y cobardía,

con ninguna dama él se encariña.

Se ha convertido el magma en sangre fría,

seducido por la misoginia.

Te libero soledad, fuiste grata compañía,

sé que ya no te merezco.

Me enseñaste a amarme en demasía,

al punto en que me aborrezco.

¿Qué sabrás sobre escritura si no borras más que lo que escribes?

¿Qué sabrás sobre la vida si no mueres más que lo que vives?