AZULNOCHE

Y TE LLAMAN POESÍA

Atas con tus manos en sigilo

siluetas de besos

al árbol de coral oxidado

que a cada instante me acoge en paz,

con sus caricias de agua.

En tu rostro habita 

el calor intenso de cien primaveras,

con vestido de volantes encajonado

y filigrana de nácar.

Por tus ojos

se perfílan hileras de flores esmeriládas 

junto a un brillo sereno

en un desierto de silencio infinito,

colmado de luciérnagas.

Tal vez un puñado de palabras

se enrosque en mi ovillo verde de cristal

saciando así la certeza 

de que alumbras mis noches oscuras

y das sabor dulce a mis días.

Quisiera a ti sorprenderte

más eres tú quien lo hace.

Te acurrúcas en una esquina

en lo más hondo,

desde donde esbozas tu elixir de belleza

con tu delgado hilo de voz, poesía.