Adrian VeMo

Presagio I

Pariente del mar, de azul y albino.

 

Aún inmenso y glorioso
casi infinito
de blancas olas vaporosas
rumbo de ojos sin destino
celeste inmaculado;
aún así
firme y radiante:
se tiñe
se entristece
se cubre con pañuelos grises.
Bosteza el cielo como un león cansado,
resplandece fugaz
en su vientre de manchas plomizas,
bufa y con fuerza empuja al viento.
Ahora es
sombra que abraza los tejados secos,
siniestro manto que olvidó su transparencia.
Los árboles miran impacientes
y esperan su milagro,
la gente huye despavorida
buscando su techo.

 

Se quiebra su tristeza
resbala una gota
...se augura el temporal.