No puedo hacer que me nazcan alas, pero lo deseo tanto como desaparecer a algún lugar lejos donde yace La Paz y eres libre de ser y hacer, donde las lágrimas se vuelven una con el río que pasa en las llanuras de algún lugar donde puedo gritar y vociferar a lo existente todo aquello que aturda mi vida, mis pensamientos, todos los errores que cometí. Esas acciones que calcomen mi cabeza y este corazón tan tristemente corrompido. Nada es para siempre, no somos para siempre; como tan lastimosamente carecí de sentido y sabiduría para usar la inteligencia, porque nos auto destruimos y luego irremediablemente vienen los resultados de esa destrucción masiva a nuestro ser. Para aparentar que somos felices? Para demostrar que somos maduros? Para demostrar que somos mejores? Gran error, luego del desastre te das cuenta que no tenías que demostrar nada pues las acciones lo dirían solo. Vas callendo... No hay luz, no hay nadie, no hay amor, no hay nada excepto toda la amargura y todo lo que ésta desencadene consigo. Aveces te preguntas, ¿Por qué hago esto/aquello? ¿Por qué sufro por esto? Solo eres una pluma de metal oxidado cayéndose a pedazos y por tu propia culpa. Quisieras volver al pasado, tan solo para sentir, revivir aquellos momento donde la felicidad y la paz eran parte de tu vida, la felicidad y paz verdaderas y de las buenas, donde a pesar de las aflicciones de la vida sacabas una sonrisa al dolor. A donde te llevará el destino, aquel que quisiste controlar sin siquiera pensar en las consecuencias? No lo sé, nadie lo sabe.