Monroy Gemio Pedro

AMARRARSE

 

En el semáforo crece una amapola
sin ajada cuna,
sin lozana luna.
La luz de la farola la amamanta y zozobra
porque puede escuchar a la flor
como se recuéstan en su acero y llora.


El cielo se despereza en batalla,
llueve.
Madrid se desmaraña de polvo
y prefiero andar por su acera descalza,
pisando la sangrienta de nubes
que enchárca la plaza.


El metro se despierta gritando
y parece que nadie le oye.
Contra una manada de almas
me siento en sus gélidos escalones.
Y ascienden y descienden apresurados
pies, entre los que la locura calla
y miradas perdidas, entre deseos que bailan,
que engullidos por la circular y sus lamentos,
De la secta del “tic-tac”
van haciéndose adeptos.


Vomitadas de los túneles de hormigón,
alcanzo a escuchar el cansado caminar
del agua de una alcantarilla,
arrastrando rumor de lágrimas
de gotas que caen de rodillas.
Y en los contenedores se despedazan notas,
sangran melodías rotas.
Me acerco para remendarlas
y encuentro un saxsofón
con voz de guitarra.
Parece que a este planeta
un sueño mas no se amarra.
Lo pérsigo, a traspiés, por el asfalto,
hasta estampar su trémula piel agrietáda
contra un edificio enmudecído,
tambaleando su cemento cansado,
en este Madrid de vértigo
que ensordece en cada tramo.
Me allego a sus cadavéricas ventanas
acuchilladas por el estruendo
y desplomada de rodillas, descubro,
como Peter Pan
a prisa y con resignación envejece.
A Alicia mudándose
del de las maravillas
… a un país de suicidas.
Y tristes espinas de sireníta
en la asfaltada orilla.
AUTORA - Merche Monroy Fernández