Entra por las ventanas,
irradia paz en el alma
y trae consigo una nueva era.
Una vez amamos,
otras veces odiamos…
¿Qué importa,
mientras seamos humanos,
y se limen asperezas
y algún mal recuerdo?
Buscando en las redes sociales
encontré tu nombre.
Fue en Facebook, si mal no recuerdo:
ahí estabas, como estrella oculta.
¿Cómo olvidarlo?
Primero fue por curioso,
después por interés:
quería que recordaras algo
de nuestra niñez.
Y en esta vida adulta
poder volvernos a conocer.
Una nueva oportunidad
de empezar con pasos tranquilos,
con la firmeza de los dos
puesta en conocernos.
En absoluta igualdad,
quizás llegar a besarnos.
Algo habrá en esta amistad
que nos invita a seducirnos.
No fue con afán de provocar,
pero de tu vida quiero ser parte;
no para olvidarte y me olvides,
sino para entrar en tus pensamientos.
Conocer un poco más de ti,
y también de mí,
que a veces desconozco
—y no lo niego—.
Sé que habrá fuego,
seguro yo lo estoy sintiendo.
Pero vale la pena el riesgo
si al final tenemos más que contar
que solo un intento
que supimos culminar.
Por habernos amado tanto,
no sé tan bien versar;
pero lo del amor
me sale tan natural…
Así como tu andar
cuando pasas por mi mente.
¿Y qué decir de mis sueños,
si en todos estás presente?
A veces me dibujas mares,
en otras solo risas;
en algunos me dices tantos “te amo”
que sonrío y siento tus besitos.
Los das tranquilamente,
porque eres más que mi amor bendito.
No quisiera terminar
esta historia de dos chicos
que se llegaron a enamorar,
pues estaba todo escrito.
Me despido, bella damita,
seguiré en el camino.
Siempre te he de recordar,
pues tú eres mi destino.
Por lo pronto me iré a soñar,
para alcanzarte allí,
donde hablemos de conjugar.
JcLoboRamirez
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