pepelalo

HABÍA UNA VEZ

Había una vez

una luz nacarada

de sencilla belleza,

que a todos fascinaba.

 

Había una vez

una luz delicada

cuyos rayos enamoraba

y a todos arrobaba.

 

Había una vez

una luz azulada

que a todos donaba

su vida enamorada.

 

Había una vez

una mujer amada,

que mi corazón robaba,

y que al cielo se llevaba.

 

Luz amada protégeme,

de la vorágine de la vida,

y lléname todo, siempre,

del fulgor de tu vida.