Jesús Pérez Romero

PARA QUE TU CORAZóN ME OIGA

Para que tú corazón me oiga…

Cada mañana

improviso un trino de jilguero

en mi garganta

y te lo mando casi desnudo

envuelto en una sonrisa de nata.

 

Rompo los cristales que cubren

con sus curiosas

trasparencias, las ventanas

de mi alma

para que el sonido más puro

de mi aliento

acaricie suavemente

el dulce encanto de tus labios

que son rojos

como las rojas amapolas

y dulces y melosos como la miel.

 

Para que tu corazón me oiga…