Cual noche oscura para una emboscada
 y sincera mirada ante un cruel testimonio
 tal como una sonrisa en momentos de odio
 así es de letal la perfecta jugada,
 
 la rauda visión de todo el panorama
 ante una redada en que juegas tu vida
 como una experiencia nunca antes vivida
 es la tirantez de todo ser que ama;
 
 quizá no se perciba en esos instantes
 en los que el orgullo llega a ser más fuerte
 el rencor carcome ese espacio inerte
 y tener la razón es preponderante.
 
 El pedir disculpas no es la alternativa
 pues ninguno quiere aceptar que ha perdido
 y pensar que alguno se dará por vencido
 es perpetuo armisticio en una diatriba,
 
 el maldito orgullo los tiene cautivos
 fulminan sus almas con solo miradas
 de sus bocas brotan palabras erradas
 y quedan absortos, sin saber motivos.
 
 Es fugaz el amor y tan vago el olvido…