Danilú

¿Te pido mucho?

Oblígame a producir oxitocina.

Ensordéseme de tantos secretos que me susurres al oído.

Ármame cada vez que me derrumbe.

Cuando no quiera saber del mundo, tomáme de la mano y enséñame lo bello que es.

Hazme ciega y sorda a prejuicios, complejos y estereotipos.

Derríteme el alma con una mirada llena de picardía y después sonríeme con malicia.

Enciéndeme al mínimo contacto y guíame en la lujuria, te lo concedo.

Vuélveme adicta a tí, a tus besos, a tus manos, a tus ojos, a tu risa, a tu voz.

Enloquéceme.

Forzame a olvidar todo, a fluir.

Muéstrame los instintos más primitivos y sedúceme con ellos.

Provócame pensamientos y sentimientos incomprensibles e inexplicables.

Revolucióname.

Explícame eso que ignoro y que tú sabes.

Lléname la mente, el cuerpo y el alma.

Enchíname la piel con una sola palabra.

Abrázame, bésame, quiéreme.

Acércame a ti de a poco, lento, sin prisa.

Confíame tus sueños, tus miedos e inseguridades, tu corazón y tu alma.

Búscame sin importar qué, ahí estaré.

Piérdete conmigo, viaja conmigo, cocina conmigo, ríe y llora conmigo, juega conmigo, goza conmigo, duerme conmigo, ama conmigo.

Sopórtame en días de locura y enojo.

Consuélame en horas de dolor.

Acurrúcame en tu mundo, permíteme ser parte de él y de tí.

Asíame con desespero.

Pertúrbame de tal manera que toda yo me exija a tí a cualquier hora o en cualquier lugar.

Perviérteme.

Víveme.

Conquistame a diario, aún cuando ya me tengas, aún cuando sea tuya totalmente y esté a tu merced.

Acaríciame hasta los huesos.

Escríbeme mucho.

Escúchame cuando todo alrededor sea un completo alboroto.

Cállame cuando sobren las palabras.

Cúbreme en tu oscuridad, preséntame a tus demonios, cuéntame cada una de sus historias y déjame quererlos tanto como te quiero a ti, y que así ninguno lleve mi nombre.

Embriágame de tí y de tu amor, no me preocupa la resaca.

Desnúdame, quítame los miedos y las inseguridades que me acechan.

Acéptame por lo que soy, admírame por lo que hago y respétame por lo que pienso​.

Cántame sin pena, a todo pulmón, sin apenas una nota afinada.

Bailame.

Llórame.

Súfreme como te sufro ahora, extrañandote y esperando a que regreses a mí después de recorrer el mundo por mar.

Pero sobretodo, perdóname. Perdóname por pedirte tanto, pero hay tanto para dar.