Wilson Amado Gamboa

La Luz

Anduve recorriendo negras calles,

que llevan al futuro clandestino,

del fondo de un amargo y negro vino,

que espera con paciencia hasta que falles.

 

Anduve navegando en la tristeza,

perdido entre tormentas y temores,

bañándome de llantos y dolores,

lanzándome a un vacío en mi cabeza.

 

De pronto aquella luz mostró el camino,

un sitio donde anclar y hasta un destino,

y alegre presentí que le andaría.

 

Los pasos que mal di, amargos licores,

por dicha los cambió, miren señores,

la Madre de mi Dios, Virgen María.