José Cascales Muñoz

El Camino del Paraíso

 

Nunca olvidaré la respiración que salía de nuestras bocas cuando nos separábamos de nuestros besos, ni las caricias de tus manos en mi cuerpo o las mías en tu desnuda y suave espalda.

 

El calor que daban nuestros cuerpos al fundirse con tanto desenfrenado amor, el lecho se nos hacía tan pequeño que flotábamos en el aire mientras nuestros corazones latían sin cesar como una locomotora en la llanura.

 

Fueron unos días muy apasionados de un caluroso verano, cuando nos despedimos con un fuerte y agradable beso, los dos nos quedamos con un gran vacío en nuestros corazones, al mirar hacia atrás pude comprobar como la arboleda iba cambiando de color en un tono violetas, las mismas flores que te regale cuando te conocí.

 

© José Cascales Muñoz
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26 de Agosto 2017