Hugo Emilio Ocanto

*** Décimas de aniversario *** - Inéditas - - Autor: Gonzaleja - - Interpreta: Hugo Emilio Ocanto - - Grabado -

 

DÉCIMAS DE ANIVERSARIO

 

                   I                                                 

 

Viste rojo el calendario,

y viste el día festivo

y en mi corazón, cautivo,

alegre visto, de diario.

Desgloso aquí el inventario

que atesorado tenías,

de los soles y alegrías

que nos alumbran, bien mío,

que dan vida al albedrío

de mis noches y tus días.

 

             II

 

De mis noches y tus días,

tomo conciencia contigo:

te miro, amor, y bendigo,

el rumor de las bahías,

y las mutuas compañías,

y la gracia de mirarte,

de entretenerte y de darte,

con el alma estremecida,

en cada trago mi vida,

en cada trago, al amarte.

 

               III                                                   

 

En cada trago, al amarte,

yo te entrego llama y fuego,

y fuego y llama te entrego

mi amor para idolatrarte.

Pues es tu amor baluarte

y es guarda de mi embeleso,

destinatario del beso

que embelesados nos damos,

de tanto que nos amamos,

de tanto, que es casi exceso.

 

             IV

 

De tanto, que es casi exceso,

bebemos vientos parejos,

no sabemos vivir lejos

ni distantes…, y es por eso

que uno del otro esté preso,

que esté contigo completo

pues parezco tu amuleto,

colgado a ti, tu poeta,

por femenina y coqueta,

de amor por ti voy repleto.

 

             V

 

De amor por ti, voy repleto,

eres mi estrella y mi guía,

la luz de mi mediodía,

mi otra mitad, mi düeto,

eres mi musa y soneto,

eres como aquel lucero

que anuncia el alba primero

cuando el alba se hace rosa,

como tú, querida esposa,

iluminando el sendero.

 

                VI                                                      

 

Iluminando el sendero,

dando vida a las corolas,

meciendo suaves las olas,

abanicando el estero…

¡Ay, mi amor!, ¡cómo te quiero!

con tu pelo y tu entre cielo

con tu falda y su revuelo,

cuando me envuelve y me elevo

me muero y me siento nuevo,

tocando, cercano, el cielo.

 

             VII

 

Tocando, cercano, el cielo

no se escucha el desaliento,

ni suena el rugir del viento,

ni se acrecienta el desvelo.

Aumenta tan solo el vuelo,

cual breve rumor de incienso,

y el polen, que soy propenso,

te impregna y revolotea,

y en tus ojos parpadea,

pobre de mí, fuerte y denso.

 

             VIII

 

Pobre de mí, fuerte y denso,

cuando a tu encanto sucumbo

desnortado ya y sin rumbo,

derrotado e indefenso.

Ave fénix, fuerte, inmenso,

resurjo, mi enamorada ,

como la ceniza alzada

que se posara en tus labios,

cálidos, dulces y sabios,

sienciosamente, alada.

 

           IX

 

Silenciosamente, alada,

cual mariposa sin alas,

envolviéndote en sus galas

llega tu fiesta anhelada.

¡Ay tu cara iluminada,

en las tardes del estío..!

y sobre el cauce del río

donde mi amor lleva escrito

con un deseo infinito:

felicidades, bien mío.

 

             X

 

Felicidades, bien mío,

de corazón te deseo;

no quiero yo más trofeo,

ni cosa mayor ansío,

que tu firmeza y tu brío

-como bien hereditario-

en este tu aniversario

que al calor de tus abrazos,

y al latido de los lazos,

¡viste rojo el calendario!

 

DEOGRACIAS GONZÁLEZ