Julio A. Rocha

SUEÑO

Era raro, muy raro, la estuve buscando  como por dos horas; hasta que la encontré en un lugar con una vista increíble, me acerque  y ahí estaba ella  con los ojos llenos de lágrimas, le pregunte que le pasaba, y no respondió, solo me miro con esos hermosos ojos que tiene y nos abrazamos. 

Me preguntó:
¿Por qué la vida es cruel?  
Pero no le conteste, preferí guardar silencio mientras ese abrazo me llevaba a la eternidad. 
¿Lo malo de todo esto? Es que desperté.

 Y ya era tarde.

 Ella tenía que irse a su casa.