No vuelvo a dormir contigo
sino por invitación
de la dueña de la casa
que atienda una condición:
que cuando llegue del trabajo
después de dura jornada
tu me calientas la cama
antes de hacerte el amor.
Solo si aceptas gustosa
estos simples requisitos
sacrificaré mi sueño
en esos ratos sabrosos.
Solo así tendré el honor
de volver a ese rincón
a hacer esas cosas ricas
que muchos hombres famosos
no han logrado disfrutar.
Te repito una vez más
solo si la dueña, la casada,
la que lleva los calzones,
me insinúa de cualquier forma
que también esta cansada
de dormir como soltera
sin que la caliente nada.