Lore Cruz

PAR DE HORAS

No pretendo más que la carne fuerte que te irrumpe,
en la carne débil que me indaga.
No promuevo amaneceres abiertos
solo un par de horas cuando llega el ocaso,
tal vez una mañana,
porque no una tarde,
más nunca será, un fin de semana.

Me inquieta contemplarte despojado en mi pecho,
apaciguas el calor que me invade cuando hago de tu reina,
siendo tu boca el trono para la corona que habita en mi entrepierna,
precluyen mis pensamientos retorcidos de hambre hacia tu cuerpo,
cuando jadeando en una cama alquilada te dejo.

No busco ni pretendo  flores rojas cada amanecer,
ni abrazarte sonrojada en cualquier calle,
ni tomarnos un café cada alborada,
tampoco platicar de un futuro que no busco.
Solo ambiciono la lujuria, el clímax y los sollozos,
el sudor de mi espalda en tu piel templada.

Tu virilidad llevo entallada en mis más bajos anhelos
cada vez que me posee el duende del orgasmo,
la excitación y el deseo.
Los lunares y el pormenor de cada uno de estos,
las caricias sentidas y la mirada brillante,
el pensamiento diario, claro y tierno,
son para quien cavile algo más que mi fuego.

Tus desvelos y detalles espontáneos,
tu sonrisa repentina,
tu cama, tu lecho ya no vacío,
será para quien vislumbre algo más que en ti yo no veo.
Pero mientras llegan a tiempo
quien se clave en mi lado izquierdo
quien se robe tus sueños.
Gozaremos cada hora y la siguiente a esta,
de nuestros furtivos encuentros
 
LoreCruz
©Derechos Reservados de Autor
2017