Raudel Ravelo

El ósculo

Le hablo al dorso de tu oreja

sobre un ósculo encerrado

que hacia tu mano se acerca

en mis labios transportado

y cuando el nervio osculado

deliberó en tu razón,

con tus labios perdonados

me has susurrado el error

del destino equivocado.

Mujer:

Aún si tu mano es roca,

el paso de ir por tu piel

enciende más el placer

del beso que va a tu boca.