Mr. Nobody

El valor que perdí al no saber de ti

Eres la mañana imperfecta

que deseo tener en cada siesta

porque los sueños donde estabas contenta

se esconden bajo las pupilas incorrectas.

 

El sol no podía compararse a tu sonrisa

pues en ella estaban los besos

que ahora caminan en la cornisa

del edificio construido por nuestros deseos

 

y rezo a quien me escuche

que nuestros hilos se reencuentren

porque estoy cansado de pasar cada noche

tejiendo solo los segundos y los meses.

 

El rebelde deseo de contigo dormir 

se apodera del miedo a volver a sufrir

y me incitan a volar por las estrellas

y bajarte una de ellas

para despertar junto a ti.

 

Yo solo quería el universo entero darte,

pero tu mente astronómica me dijo que no es tan grande.

Observé en tu piel el cinturón de Orión

y entonces lo entendí,

eres mi universo con miles de versos,

la eterna canción.

 

¿Somos diferentes

o somos iguales?,

¿Soy parte del presente

o soy tu pasado indignante?

 

Te convertiste en las alas que me elevaron hasta tocar el cielo

para después hacerte la gravedad que me estampó contra el suelo.

Cómo deseo que la teoría de las cuerdas fuese verdad

para cambiar con mi guitarra esta amarga realidad.

 

Afortunadamente el amor es la metáfora y el corazón su símbolo

porque entonces sería en esta poesía la anáfora sucumbido por su ídolo

y ya no quiero ser tu gris recuerdo encerrado en tu piel de algodón,

quiero ser tu mejor proverbio que cuide tu corazón de latón.

 

Tan solo probar tus dulces labios de nuevo

es lo que más quiero de este vuelo,

sostener tu cintura y navegar por fantasías...

¿está mal soñar con las curvas de tus mejillas?