Estoy en juego con la luna.
Lo que quieras que te diga, diré. Lo que quieras que calle, callaré. Lo que quieras ver, será creado, inventado en días de sol, en días de lluvia.
Pasas tan repentina en mi vida y tan repentinamente huyes de un “hola ¿cómo vas? Haces de mi delirio la sed de mi soledad y de mi vida, la simulación más inoportuna.
Estoy en juego con la luna
Atas y desatas esto que siento en el hoy por hoy de mis citas. Vuelas y danzas en el encanto de una nota aguda, mientras deshechas - por la cuerdas rotas - mi vida, instrumento de la tuya.
Y preguntas luego, el porqué de mis actos de ferocidad “absurda”. El por qué del buen hombre que en días de letargo, entre aullidos conversa y se transforma en la noche oscura.
Y es que una vez al mes, al igual que tú con el color rojo de la vida, me encuentro en esos juegos de cordialidad nula.
Algunos días del mes… estoy en juego con la luna.