Beso tu frente, 
sólo tu frente, 
y se abren 
mundos tuyos enteros, 
llenos de manantiales
donde amamantar
mi amor con sed.
Me sanas y resguardas,
me acoges 
victoriosa y libre,
mostrando los caminos
de tu cuerpo,
que amanece
sin pudor,
al tacto
mis manos.
Cosechamos la ternura
que ofrecen los labios,
y al centro 
de nuestros pechos,
se asoma 
el sobrecogimiento
melífero,
que trae la dicha
asido
a su vestido nuevo.