Anton C. Faya

ELLA, ABSOLUTA

 

 

ELLA,

con la palma de su mano,

es capaz de provocar eclipses.

La irrupción de su mirada,

anestesia las agujas del reloj.

Balancear su cuerpo,

opaca el encanto del jardin.  

Y ante su totalidad, un poema,

suena indigente y sinrazón.

 

 

ES,

mañana de gloria intensa,

de un azul turquesa florecer.

Atardecer de secretos,

de intima y tierna revelación.

Movimiento vertiginoso,

serena y sabia introspección.

Omnipresente compañía,

de culto, de devoción.

 

 

ABSOLUTA.

El día es luminoso;

Siento en mí,

su ser y su existencia…