Diego Nicolás García Contreras

Circulosíntesis


Soy el propio 
me llamo viento
sudo fuego
y por la boca exhalo millones de hojas

pequeñas primero
y verdes espadas,
con sus nervaduras marcadas de sombras,
redondeadas y llenas de polvo húmedo
se liberan desatadas desde lo profundo de su eco  para por fin ver la luz

Soy un ouróboro junto con estas raíces onduladas
y la zarza que expele mi cuerpo me hiere los muslos,
me rasguña las manos
me baten la cara 
con millones de espinas.

Me dejan casi sin la sangre de este mundo
que vuelve a la tierra y me incorpora otra vez con el vaho de tu hierba viva
y tus raíces circulares milimétricas componen la maraña de tu cuerpo oh serpiente de ciclos mudos.

Gira en cada mundo para restablecer esas almitas de luz tenue,
y ahora
por favor
ejecuta la nota precisa de la escala cósmica.


follajes completos fabrican mi fiebre
y estrujan paños con delicada astringencia

Vomito mis talones virando enredadera
y de mis frutillas emanan ojos de la estación

mis cabellos vuelven a ser ramas completas de aromos y ciruelos en flor
así regreso a la madera infinita

Resina que moja la luz de mi alma
e inunda de amor la pequeña llama que mi sudor hace arder mientras transmuto

si levanto las manos cuando respiro 
me vuelvo agua nuevamente
y nada puede alejarme de mi vertiente de perpetua frescura
 
cuando me componen los elementos
me expando y hasta la mínimas partículas sucumben a mi ritmo.