YO CLAUDIO

AMANECER.

Cuando amanecía un nuevo día,

me paré en mi ventana 

escuche el cantar de los pajarós,

que se posabán 

en mi balcón, con sus trino melodiosos 

fuerón entrando de a poco en mi corazón,

se alegrarón mis penas,

se alegro una ilución.

No te detengas mi buen amigo,

continua con tu canción, dale gracias a las flores,

al aire, que llebarán a tu cuerpo mil perfumes de amor.