Tus versos patriarcales, maestro visionario,
impregnados quedaron en tu regio brevario
que tiene sólido aliento;
que penetra las almas con pasiones sagradas
despertando los sueños de justicias truncadas
con mayestico portento.
Cicerón aguerrido de la tierra española,
que tus rimas sublimes de florida amapola,
en nosotros han dejado
el fervor de tu esencia, de guerrero y poeta,
entregaste tu vida, por llegar a la meta
de un planeta consternado.
Tus rimas parnasianas como tropel de equinos,
y con cuyos piafares, opulentos, divinos,
resucitan la quimera
de tu sueño, que abona la frondosa Granada,
que ha de ser aditivo de creencia sagrada
con romanza justiciera.
Orfebre de los sueños, que de esperanza bañan
las almas taciturnas que la justicia extrañan,
que la tienen mancillada
los despotas sangrientos que pueblos esclavizan,
y precisan de cantos, que las penas suavizan
como bella luz dorada.
Y la sangre en tus venas, de gallardo bizarro,
corría noble y franca, cual se desplaza el Darro
con manantial prodigioso;
ideal de tu canto de equidad y justicia
sonara por el mundo, en contra de la injusticia
cual vendaval majestuoso!
Tu medalla que sea corazones enhiestos,
que levanten su frente, con coraje, dispuestos
a combatir con audacia,
inspirados por siempre con tu ejemplo bendito,
que será como faro formado de granito
para desterrar desgracia.
El alma de los justos guardará tu memoria,
y que sean tus letras, tus retazos de historia
de esperanza engalanados;
y tus preciosos lirios de cantos libertarios,
regaran el perfume de excelsos incensarios
por el amor adornados!
Autor: Anibal Rodriguez.