Peniel Ramirez

Que maldita rabia!

El lodo se ha secado,
piel de la gema que abrazaba.
No ha vuelo a llover
pero se escurren lágrimas desde dentro.

Cuánta gema ignorada!
Cuánto brillo oculto y riqueza perdida.

Puedo verla. Pesa mas que la tierra.
Pero ella no lo sabe.

Cómo puede ser posible, que pureza igual
se aquilate junto a la hoguera,
a donde se apila la leña y los carbones;
Que tanto brillo se nuble quejumbroso
y no sepa hundirse con esmero;
Que joyero no halla visto aquello;
Que halla sino inadvertida por la vida.

Cómo queda inasible un fuerte tronco de roble
al paso del fuego?

Pompeya amante! Siglo 20!
Blancura y culto.
Oda al estupro por restitución.
Trazo obtuso del destino.
Todo en nombre del amor y yo, perdido.