Romina Daniela

El Amor y la Distancia

Siluetas indefinidas bailotean en el limbo,

una acaricia la mano de la otra,

dibuja en el aire, en la inmensidad del viento.

La pasión se despertaba en sus almas batidas.

El sol acaricia con sus brazos aquellas almas dormidas

Sumidas en un sueño eterno, aletargado, en el olvido.

¡El amor y la distancia nunca pueden ser amigos!

Pues el engaño y el olvido tienen sus motivos.

Aquel día en que las siluetas así pensaron

La distancia sintió el hastío.

Se alejó eternamente del mundo,

de los amantes, del ruido,

Y jamás nadie pudo encontrarse,

porque la distancia se había perdido.

Pero el amor se aburrió de promesas rotas,

de amores de verano, de amantes desvanecidos

y buscaba a la distancia, su eterna amiga de domingo.

Primero buscó aquí cerca,

en los montes, en los lirios,

pero no encontraba respuesta, pues vacío estaba el nido.

Decidió buscar más lejos, donde el sol se había dormido,

y encontró rastros calientes, de su amiga tan querida.

La encontró donde no esperaba, donde los colores brillan

tomando café caliente, con bizcochos de achiras.

La distancia miró al amor, los recuerdos la envolvían,

recordó el desprecio, el vacío, la burla de aquellos días.

El amor con sus suaves manos, la tomó de las mejillas

La distancia comprendió que de verdad era vida.

Aquel día del mes de junio, alma y vida se unieron

En promesas de amor eterno, en deseos de amores vivos.

La distancia le dijo al amor, yo me quedo aquí, en Huila

debes volver a tu sitio, a tu tierra, a tu vida

yo te estaré esperando, yo aquí, tu en la pampa dormida

Que, si es amor verdadero, durarás toda la vida.