Jess Delargge

Poema de la Tristeza

Y entonces descendí,

Me encontré conmigo misma

Y con la misma pregunta

Que sin respuesta invade

Cada minuto de mi tiempo

Y cada gota de mi sangre.

Sigo luchando contra la pared

Y hay ocasiones

En las que parece que ganaré

Pero no.

Intente convencerme a mí misma

De que cada derrota

Es un gran paso

Hacia la victoria

Pero no contaba con que cada paso

También golpeara mi vida.

Me han convencido,

Todo contra lo que lucho

Parece estar siempre ahí

Inamovible, intacto.

No me considero una luchadora aguerrida

Implacable, fuerte,

Pero sé que he sobrepasado

Los límites de la terquedad.

Al menos sé que lo hice todo,

Nadie podrá decir que

Ha sido mi cobardía o indiferencia,

Porque siento que ya no

Queda nada más que hacer,

Lo hice todo, y me doy por vencida.

Busque la manera de cumplir mis sueños

Luché, esperé, grité, callé,

Corrí, me detuve, observé y cerré mis ojos,

Subí, bajé, dí, pedí,

Me liberé y me aprisioné.

Nada dio resultado,

Y cuando ya no quedaba nada por hacer

Quise aprender a vivir sin cumplir mi sueño,

A buscar otros sueños,

A olvidar, sanar, y volar,

Me convertí en otra persona,

Una que olvida, una que vive,

Una que es fuerte,

Y todos sus sueños ya fueron realizados,

Pero cada noche me sentía sola

Una soledad indescriptible

Una soledad que se llevó años de mi vida

Carcomiendo mis huesos y bebiendo mi sangre,

-Talvez así deba ser la vida.- Pensé

-Talvez deba seguir fingiendo felicidad.-

Pero los años apagaron mi alma,

Me desvanecí en el polvo,

Cuando lograba abrir los ojos ya no me encontraba,

Me había ido por completo.

Pero un rayo, una luz que miraba a lo lejos

Me ayudo a levantarme,

Y seguí por ese camino,

Tropecé algunas veces,

Pero mientras caminaba,

No podía evitar sentir alegría,

Alivio, paz, seguridad,

Por fin estaba segura de cuál era el camino

Y lo único que ansiaba era llegar al final

Y saber que era esa luz que me ayudó a seguir.

Me enfrenté a nuevas luchas,

Y en ocasiones se sentía como la primera vez,

Tuve miedo de dar demasiado,

Pero cada paso me hacía ver que era el camino correcto,

Que valía la pena dar

Lo que tuviera que dar.

Llego el día en el que sentí el calor de la luz en mi piel

Sentía como era real, y empecé a correr,

Dejo de importar lo que faltara por atravesar,

Estaba feliz, creía mirar cómo estaba tan cerca del final del camino,

Me convertí en la persona más fuerte e invencible

Que he visto jamás, no importaba lo que se parara en frente

Para obstaculizar mí camino,

Yo lo vencía, y mientras esto sucedía

Recordaba mi pasado,

Todas mis derrotas, mis fracasos,

Humillaciones, traiciones, mentiras que me dijeron,

-Ya todo ha terminado por fin.- pensaba.

Y seguí corriendo entusiasmada y feliz…

Imaginaba mi salida de ese túnel,

Comencé a imaginar mi futuro,

Y los rayos del sol tocando mi piel,

Hasta calcule la fuerza de debía ejercer

Para alcanzar la salida y subir al exterior.

Estaba viendo la luz más de cerca cada vez,

Sentía alrededor la calidez de la luz impregnándolo todo.

Llegué al lugar…

Y de pronto mis ojos se cegaron,

-¿Así es llegar?- pensé

Pero entonces el calor se disipó

Retrocedí un poco trate de mirar al mismo lugar

A donde había mirado todo el tiempo

Pero en ese mismo lugar ya no había nada.

Estaba ahí, con frio, y lo único que había

Era un largo camino que seguía de frente,

En la oscuridad.

NO HAY SALIDA

Tuve que sentarme a pensar

Porque no entendí lo que pasó

Y me enfrente con una lucha dentro de mi,

Todo lo había imaginado,

No había luz, no había calor, no había salida.