Max Hernandez

Momentos de tristeza, nada más...

— ¿A dónde vas poeta? ¿Por qué esa tan triste mirada?

¿Dónde quedaron tus letras? ¿Tus sueños?

¿Dónde está todo ese bello amor que, con tanta pasión,

Tantas veces, tu pluma versaba?

 

...

 

¿Estás ahí, poeta?

 

...

 

Ya no quedan versos, mi musa amada,

Ya no quedan letras en este mi corazón, que,

Adolorido, lastimado, y tantas veces golpeado,

Ha terminado convirtiéndose en fría piedra...

 

Ya ha mucho tiempo atrás que mi alma, esa que soñaba con volar en libertad,

Con alcanzar cielos y estrellas, esa que se consideraba libre para soñar y alcanzar sus sueños,

Si, esa misma, está perdida para siempre en una fría y cruel celda,

Donde en silencio, resignada, ha aceptado que no tiene más esa libertad,

Pues las cadenas humanas, la han sujetado con firmeza a su dura e insensible realidad...

 

Y ese niño, ese que jugaba y reía, y disfrutaba de las pequeñas cosas de la vida,

De una simple sonrisa, de un abrazo, de un rozar de mejillas,

Ese inocente y tierno niño, tuvo que crecer, tuvo que envejecer,

Tuvo que abrir sus ojos a la vida real, y tuvo que caminar,

Y en su camino, tuvo que dejar a muchos seres que amaba atrás,

Y tuvo que secar sus lágrimas, y solamente seguir, sin detenerse para pensar...

 

Ya no es un niño, ya no, mi musa amada,

Ya todo aquello que lo alegraba quedó atrás,

En una nostálgica escena, que se va borrando día a día,

Y se va haciendo irreal...

 

Y en este mundo frío e insensible, donde solo sobrevive el más capaz,

No hay espacio para la poesía, mi musa amada,

Incluso las rimas, esas hermosas letras que antes nos embelesaban,

Pueden ser escritas igual, e incluso mejor,  por una inteligencia artificial.

 

— Pero... ¿Y que será de nosotros, poeta amado? ¿Me olvidarás?

 

Eres y has sido la fuente de mi inspiración, mi pequeña traviesa,

Para todo aquello que,  ensoberbecido, llamé poesía,

Y sabemos que no fue mínimamente así.

Encontrarás un verdadero poeta, a quien inspirar,

Y quizá con ello este mundo sea bendecido con poemas de verdad.

Por lo que a mi concierne, sólo me queda continuar,

Y seguir el rumbo de vida, que me asignó el destino,

Y vivir mi realidad.

 

Adiós mi musa amada,

Adiós mi pequeña traviesa,

Adiós mi vieja pluma,

Adiós mis pobres letras...

Fue éste un buen sueño,

Y nada más...