Realmente podría deprimirme,
enrollarme dentro de mis tripas,
llorarte en mil pedazos,
coleccionar fútiles intentos de autocompasión,
deplorar lo que alguna vez casi fuiste,
acuchillarme con tu olor,
almacenar días y noches
deshidratando cuerpo y alma
con las uñas enterradas en el pavimento
y los labios hinchados de frustraciones,
pero no puedo:
las lágrimas arruinarían el maquillaje
y
además,
no tengo tiempo.
Martha Cecilia Ruiz
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