Escribano

Qué Curioso

Es curioso, ¿no? hasta este instante no me había percatado.

Y es que al caer sobre mi pecho la rama, ese sutil desecho que del árbol emana,

ha elevado mi consciencia desde niveles maltrechos. Y es curioso, ¿no?

Como un sutil desecho, enciende una llama en mi sino deshecho,

como esa rama o ese árbol o este ritmo tan tenso.

 

Y ahora sí al acecho, como bicho fundido al helecho,

o como ave que vigila en el hueco que usa de lecho,

destruyo mi yugo con destreza hecho,

firmado por la asfixiante rutina

viperina cansina y equina.

 

La rama que emana de un sino que acaba,

despierta la llama de otro que ahogaba.

Y mientras colgaba la rama callada en su calma,

ese sino sin llama tranquilo se hallaba.

Qué curioso. ¿No?