Esas bellas gemas que Dios le regalo. Él tiene los ojos más hermosos del mundo, y no lo digo por su diversidad de colores, sino por la sinceridad que siempre poseen. Me gusta cuando sus ojos de tornan de un azul que irradia felicidad y dicha, o cuando se tornan verde oscuro porque algo no es de su total agrado, me fascina cuando sus ojos se tornan de ese café oscuro y se dilatan de tal manera que me deja ver claramente su deseo por mi. Pero lo qué más amo de sus ojos es la transparencia que me permite ver lo hay en su alma, no hay mejor color que ese.