Esteban Mario Couceyro

Los viejos poemas

El escritor, lee sus viejos poemas

sin entender

que fueron de otras vidas

ya olvidadas

que no otro, sino él

las desgranó

en simples letras

escalonadas

como si fuesen los borbotones

vitales

presentes al llegar la muerte.

 

Son nuevas

ya las había olvidado

su mente, se inunda

es arrastrada

en la corriente

en la que zozobra

sin aliento

en ese desenlace

inesperado.

 

El escritor

cierra el libro

mirando la nada

deja pasar la eternidad

pensando

en su próxima historia

en los recuerdos

que nunca llegan como fueron

y en definitiva

no serán, como serán.

 

Todos verán

en ellos

su propia historia

besarán las bocas

que él ha besado

morirán

casi igual

que morirá él

en ese camino

entre las mismas sábanas

en esas infinitas traiciones

e imperdonables errores

cometidos

por quién en la historia

dice ser

quién jamás fue.

 

El escritor

sentado frente

al absoluto blanco

comienza

involuntariamente

a escribir:

 

El décimo día, ausente de sombras

lleva en su aire espeso

el presagio bochornoso

de un negro horizonte

al noroeste”.