Alexandra L

El Mar

 

Rompe la ola espumosa
se viste el cielo de nubes
la marea sube y sube,
en la tarde calurosa.

Brillan pequeños diamantes
sobre la arena dorada
estrellas que olvido un hada
a los pies del caminante.

En el arrecife vivo
la mar ha cavado pozas
y se sumerge ruidosa
haciendo estruendo divino.

Tarde de salitre altivo
que me castiga la boca
gotas de agua que rebotan
como lagrima furtiva.

Es nostalgia que  persiste
indolente, oportunista
pasando como revista
ante el dolor que persigue.

Ni el azul del mar consigue
con su belleza sin par
esta tormenta calmar
y  golpea la barranca.

Se hace un nudo en la garganta
al escuchar el clamor, intenso canto de amor
que el océano regala, en cada ola rasgada
por el cortante coral.