Santiago Miranda

Dejad la música entrar

 

Como si fuera la fuerza más
pura desde el paso al umbral, la
mirilla o alguna ventana que quedó
abierta al respirar tal como si fuera, el
pestillo descorrido a su libertad de pájaro

aúrico: Arrasar y barrer con todas
las razones que al definir, parcelan
los rincones que limitan la infinita
área; lo que habrá y lo que es de ser
posible las jugadas dadas en la im-
posibilidad absoluta de saber,salir,sanar
de la libertad total experimentada
intersectando zonas como muros dados
en la achuración de los conjuntos
    /agujereen con barnizadas baquetas
   /horaden con ebúrneas teclas
  /perforen con plateados triángulos
 /aportillen con el embetunado clavijero
/desvencijen con las cuerdas tensadas
desde la soleada llave el palacio
que afina nuestro cuerpo marmóleo
-poco a poco como las horas al mar-
del ser inexpugnable, dejen entrar
al coro luz i fer-o-sidad, un golpe
tras otro que no duele al llamar
a lo existente hundido en el charco
mundano de distracciones, acudo
disciplinado a tu escucha, me evado

 

En tí
Oh gran sonido puedes
atravesar todos los cuerpos
juzgando o no conmover aquel
-receptáculo desprovisto de armonías
sino melodeando de lado a lado -
tus misterios con tu dócil 
terciovelo quisiera ya
arroparme de tanto cielo


Tal como si fuera
la fuerza más pura, no temas
la invasión desde todos los puntos
brillantes de referencia,-que entre
déjala, acometer y limpiar al ser
con sus esquirlas de tonos herido
y el silencio abstruso que se
presentan como explosivos
ante el vacío más no temas
seremos volcados en toda posible
belleza