Alberto Escobar

VĂ©rtigo

 

 

Nunca dio tanto vértigo un horizonte.

 

Gonzalo Gragera.

 

 

 


Me llama el vacío.

La oquedad ejerce sobre mí una
fascinación difícil de concebir
en la mente de un hombre
moderno, hombre que mira sin
ver, que solo vive de objetivos,
de metas que se disipan con solo
tocarlas, vacío.

Yo también soy un hombre
moderno, mas creo que conservo
en el frío de la inconsciencia a 
un ser que quiere aspirar cada
estímulo que el acaso le ofrece,
cada sorbo de sol invicto que 
juega con fuego con sus poros.

Cuando me asomo al precipicio 
siento correr por mi medula en 
dirección al abismo una corriente
magnética cual canto de sirena.

Logro elevar la vista al horizonte
con el resorte de las sonrisas que
la vida me guarda solo para mí.

Consigo, cual Odiseo sediento de
Ítaca, vencer la seducción, alejar
de mi mente el deseo ancestral de
volar.

Vuelvo a superar, solo por hoy, la
curiosidad de sentir qué pena una
flor justo en el suspiro de ser
arrancada de su savia.