Natanael Berrios Sandoval

Fuego...

Existe una llama dorada que implacable consume
la demudada pasión que respira vuestro hálito.
Habita en lo recóndito del corazón, un fuego
tangible que desespera escapar de tan lóbrego
aposento...

 

Gime entre tanto vuestras pupilas clavan su
deseo en mi viril anatomía; llora cuando sutil
acaricias mi cuerpo mientras Morfeo raciona la
divina fantasía a los mortales que débiles claman
por vuestra presencia...

 

Y cuando cansada la llama brillante decide acabar
su agonía incierta, de mis labios se escapa con
vehemencia la flama acechante de mi amor que
despide a gritos un gran \"¡Te amo!\"...