Ariel Figueroa Gomez

Para marcharse en paz

Empezaré por cuando nací.
Ese día mi padre no estuvo ahí.
No me abrazó cuando dije mis primeras palabras.
No recuero de el, bellas miradas.
Ya después, no estuvo cuando aprendí a andar.
No se apareció cuándo murieron mis aves en su palomar.
Lo que de él más recuerdo fue su primer golpe.
Los primeros insultos como que yo era torpe.
Por decir algo, jamás me enseñó a subir las aceras o baquetas.
Es por más decir que yo solo aprendí a atarme las agujetas.
Esa persona no apareció, cuando en cama en el hospital estaba por las noches.
Solo llamaba para dar excusas y decirme reproches.
No estuvo en ninguna de las graduaciones.
Nunca pregunto por mis emociones.
A ningún juego mío asistió,
Y no porque no quisiera más bien porque no le interesaba yo.
Y ahora que me muero poco a poco y lentamente,no le guardo resentimientos;
Pero nada le debo, nisiquiera los más duros momentos.
Se que alguien me amo con todo su ser, y siempre me arropo aún en este tiempo de angustia, la mujer más bella y en momentos mala.
Gracias por aguantarme este poco tiempo, pero ya sabes que me voy;
Mamá.