Juliane Müller Seborga

Gato Místico

Un gato místico apareció en mis sueños

poseía cuerpo alargado, de franjas terribles

y ojos hundidos en la espesura de su misterio

violetas, azules, verdes y amarillos.

 

Terraformas tomaba mientras movía sus orejas,

captando sonidos más allá de mi entendimiento

y yo, humano perdido en el tiempo,

no me atreví mover, detrás las rejas.

 

La celda, prisión mortuoria de seda

mantenía mis sentimientos a flote

miraba por encima de mis cejas

hecho añicos a lo lejos, mi tosco bote.

 

Ante su vista, sollozaba inconsolablemente

había perdido todo lo conocido,

mi familia, mi raza y mis amigos

y el futuro escapaba de la mente.

 

“Miau” dijo el gato, obligándome a mirar

sus  manchas multicolores en sus irises de navaja

“Miau” repitió, y yo sólo pensaba “escapa

antes de que sus ojos te enreden y te marquen”.

 

Pareció que sonreía advirtiendo mi pensamiento,

traspasando el eco del espacio infinito,

pues cruzan los gatos, ágiles, el estrecho laberinto,

caminado entre mundos, sin remordimiento.

 

Los dominan todos: desde los sueños hasta las pesadillas

donde te encierran en sus bigotes transparentes

y te llevan a lugares donde sólo sobreviven los valientes

guiándote por las sendas oscuras.

 

El bote y la tripulación de mi sueño

representan mi latente humanidad

el gato esa noche me engatusó,

para ser por siempre...un gato más.