Monroy Gemio Pedro

ÁRBOL DE LA PAZ


Guardo una rama del manzano libre,
parecida en la forma a la que ya conoces.
Crecen en ella ramas de plata blanca
y hermosos capullos de flores cristalinas.
Hay una isla lejos de estas tierras,
y alrededor de ella, brillan blancos caballos de mar,
dibujando contra las orillas su rastro blanco.
Hay un viejo manzano en flor,
sobre el que alegres pájaros cantan a todas horas
en la más dulce armonía,
combinando su canto para marcar las horas.
Aquí nadie conoce la tristeza,
no existe dureza ni sacrificios,
no hay enfermedad, muerte o dolor.
Una música dulce y libre se eleva al cielo
a través del tiempo,
y la muchedumbre reunida canta una canción
que no evoca la tristeza;
habitan de muchas formas junto al mar,
tanto si están lejos, como si están cerca,
en brillantes tonos las mujeres pasean,
a la orilla del puro y resplandeciente oleaje.
Se escucha la melodiosa voz de las rocas
y los pájaros cantores de la tierra de la paz.
Al alcance de la mano, esas mujeres caminan;
pues todos aquí, sólo necesitan caminar.
P.M Pedro Monroy Gemio