Natanael Berrios Sandoval

Mi lengua...

¿Quién es esa que estremece la tierra?
¿La que resuena, y jamás ha sido olvidada?
Mi lengua hispana, querida y hermosa,
de la cual hoy, mi alma se aferra...

 

Mi lengua late feroz en mi corazón,
y ruge dentro de mi espíritu, la pasión.
Esa dilección que le tengo, jamás cesará,
porque mi lengua es formidable de verdad.

 

Indelebles son sus pronunciaciones perfectas,
y entre todas las del mundo, mi dulce predilecta.
Y no hay palabras que describan mi agonía,
cuando alguien de sus raíces, la eyecta.

 

Mas lo increíble es que cuando toda lengua confiese que Jesús
es el Señor, entre todas las del mundo, la mía tendrá ese gran honor.